miércoles, 2 de enero de 2008

Tren de la Nostalgia

Solapada llega a mí la imagen de una fémina repleta de belleza indescriptible, creo yo, habitante del planeta perdido o el continente perdido, hija de alguna Atlántida...me acerco y la miro, descubro que fehacientemente es la imagen viva del recuerdo, un ayer recóndito que duerme junto a mi lecho y que nunca se ha separado de mí.

En estas horas de incertidumbre me acuno contra el espejo, me ovillo y pienso en aquel tren con destino incógnito, sin rumbo fijo, que solo corre hacia atrás, hacia los confines de la memoria no audible ni palpable, a la memoria que no se desea recordar. Entonces en ese segundo me dejo ir, a una velocidad ininteligible, bajo la mirada al encontrarme con ese trozo de historia marchita que alguna vez formó parte de mi existencia, ese trozo de nada que creí verdadero, ahí, frente al espejo calcinado, me digo una y mil veces cuanto estrago ha hecho el dolor, las lágrimas secas que nunca pudieron salir, los gemidos que ahogué en ese estruendoso chillido de vagoneta, en esa conspiración de botellas vacías carentes del tinto sanguíneo que pobló en algún segundo las mesas...fijo los ojos en ese segundo y solo ahí puedo volver a morir.
Atena Rodó