En estas horas de incertidumbre me acuno contra el espejo, me ovillo y pienso en aquel tren con destino incógnito, sin rumbo fijo, que solo corre hacia atrás, hacia los confines de la memoria no audible ni palpable, a la memoria que no se desea recordar. Entonces en ese segundo me dejo ir, a una velocidad ininteligible, bajo la mirada al encontrarme con ese trozo de historia marchita que alguna vez formó parte de mi existencia, ese trozo de nada que creí verdadero, ahí, frente al espejo calcinado, me digo una y mil veces cuanto estrago ha hecho el dolor, las lágrimas secas que nunca pudieron salir, los gemidos que ahogué en ese estruendoso chillido de vagoneta, en esa conspiración de botellas vacías carentes del tinto sanguíneo que pobló en algún segundo las mesas...fijo los ojos en ese segundo y solo ahí puedo volver a morir.
Atena Rodó
1 comentario:
Mh! si el tren hace esos viajes solito, es que algo de ese pasado que "no se deja recordar" tienes que recordar y aprender...
Te dejo un beso gigante.
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