viernes, 10 de octubre de 2008

Butacas



Entre ellas hiló fino la seducción


la cadencia de su cintura sumergió el índice


esperó un breve segundo...


el pantalón hacía estragos


las manos volaban por los cinturones


ya no quedaba cárcel


la libertad era cosa de milésimas


botón tras botón


la blusa se abría al convite


las manos sudaban las venas


la respiración cabalgaba desbocada


ahogado era un gemido


al galope raudo los cuerpos


y en el último diván


el verdadero film transcurría

El rtmo


Todo fluye y refluye, en esta constante que es el universo...

A veces los cambios vitales nos asustan, tememos a la muerte, finalización de un período, pero, ¿hemos entendido este proceso??


Creo que los avatares de este caminar son peligrosos si no se saben afrontar.

Acá estoy, nuevamente, luchando cual roble contra la borrasca, siguiedo de frente a las tempestades, con el frío de las montañas a cuestas, pero he aprendido: me detengo, respiro profundo, hago eco en mis pulmones para llenarlos de brío, escucho el ritmo en mis venas y, siguiendo al péndulo, sigo la oscilación, espero el retorno de la segunda venida, y la tercera y la cuarta, hasta acabar en el medio, intentando no caer....


El amor es como un río caudaloso, a veces se ensancha, a veces se vacía, se escurre gota a gota, a veces con la lluvia torrencial vuelve a su fuerza y fluye, fluye vigoroso, para alimentar a vidas dentro suyo.


Así, siento el ritmo de ese amor que me desvela, que nuevamente se agrieta y se ensancha y se vacía, esperando que la borrasca venidera no lo extinga totalmente.


Atena