"No quise detener el impulso
de mis dedos en la carne deseante"
Había desaparecido la tarde, cuando te vi, presa de la ansiedad hambruna que tenía tu rostro...
Contorneabas tu silueta, aproximándote vehemente.. inquieta, mientras te acechaba desde mi posición..
No habíamos cruzado palabra, solo miradas a través de la tarde cómplice de nuestro furtivo encuentro... presade una turbación enorme, fui a tu encuentro.. paso a paso.. los centímetros se acortaban...
La marea iba y venía, olas crugiendo en nuestra locura viajera e impensada.
Tus ojos se abrieron ante mi sonrisa, el convite era inminente, en silencio nos alejábamos hacia el fondo de la playa.
No hubo palabra.. las sonrisas dijeron lo que se había pronosticado y un rapto furioso realizaron los cuerpos añorantes de delirio.. prisionero de tanta fantasía.
Fue entonces, cuando el encuentro se hizo carne en la carne, lengua tras lengua, gemido intenso y agudo deshaciéndose como eco venturoso... la saliva se agolpaba, la sangre bullía y las manos volaban a través de océanos espesos, acariciados por la marea contínua... la arena se pegaba a la piel y los dientes en el cuello mantenían la tortura que ensordecían las voces quedas...
Me mirabas mientras te hacía mía entre devaneos de tu piel... para hacerme tuya en un palpitar del tiempo inexistente...
La explosión se hizo plausible, las olas rugieron estruendosamente para ser saciadas por el deseo desatado de las amantes...
Anochecía...
Sabremos que el eco de nuestras sombras marcarán la huella de nuestros nombres... del anhelado encuentro que soñábamos real... hecho verbo en nuestra garganta... en las pisadas que borró la arena, de aquella tarde otoñal... inolvidable...
No hay comentarios:
Publicar un comentario