Se hunden en la arena las huellas húmedas
La brisa envuelve los cuerpos embriagados
El delirio, tú delirio…
Uno, dos, cuento los segundos para alcanzarte
Tres, cuatro, pareciera que huyes invitándome
Silencio….solo oímos nuestros latidos
La mirada se posa abrasadora sobre la carne
Tu cuello venoso late al compás de mi boca que te busca
Mi sangre fluye por sobre las garras enardecidas
La arena nos recibe cómplice
El mar ha hecho eco en nuestros oídos
Me arrimo a tu piel deseante y cálida
Para enloquecerme de ansias de amarte
Para arrancarme tus pupilas de la mente
Y te envuelves en mis poros
Cuentas los latidos de mi pecho
Tus cabellos se han enfurecido con el viento
Mi respiración en la tuya
Me obsesiono con tus pechos de ámbar
Te arqueas en mis costillas
Busco tu bósforo lentamente
Hasta sentir el zigzagueo de tu columna jadeante
Tu garganta se abre para dejarme entrar en ella
Las lenguas danzan al compás de gemidos
Te susurro cosas innombrables que deseas oír
Me encabrito con tu ombligo aventurero
Tu madreselva se expande en el choque de olas
Nos subimos en el barco agitado de las ansias
Y ahogamos los mares de gemidos en las gargantas
Para morirnos de placer en este océano huracanado
Que te ata a mi alma en la marea.
Atena Rodó
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